sábado, 31 de julio de 2010

Satán se divierte


Es curioso que la mitología cristiana le dé un alto grado de importancia a una dicotomía que resulta incongruente e incluso innecesaria. Me refiero a aquella vieja fábula del bien y el mal. La idea de que Dios reine el universo con un payaso que le esté jodiendo su labor resulta absurda. Si tomáramos a la Biblia como un libro histórico (por suerte no lo es) sería fácil darnos cuenta que desde nuestro principio estaba el Diablo con nosotros, molestando por supuesto a merced de nuestra perdición. Recordemos que Lucifer fue un ángel que se reveló contra Dios, que lo desobedeció. El concepto de Satán (uno de sus muchos nombres) podría entenderse como “opositor”, “lo contrario”; palabra tomada de la tradición hebrea que vendría a representar en el vivir cristiano el sendero hacia la muerte. Con esto nos surge la incógnita: ¿Es Satanás un reflejo del miedo humano hacia la muerte? Pues no; se ha representado al Diablo como un portador de la “muerte eterna” pero lo que se encuentra detrás de ese concepto es algo diferente a una reacción ante el final del ciclo vital. Satán ha sido utilizado para moralizar a los hombres, su esencia es infundir miedo para que se siga la “santa doctrina” y así obtener la salvación (curioso que la salvación resulte ser un bien material), la creación de un ser que atormente a la humanidad con una eternidad de dolor ha sido patrocinada por todos aquellos interesados en obtener súbditos, nada resulta más fácil que asustar a las personas. ¿Será el Diablo el verdadero malo de la película?

La humanidad siempre ha percibido al mal dentro de sus entrañas, desde hace bastantes miles de años la esta ya ofrecía representaciones del mal dentro de sus religiones, esculturas, música y danza. Aunque todas las culturas le tienen reservado un espacio al mal, la occidental ha tomado la extraña decisión de materializarlo en una deidad omnisciente que se dedique a tentar al hombre para que peque contra su creador. El personaje de cuentos infantiles que tenían moraleja al final se convirtió en un ser “real” que lo podemos encontrar hasta en los periódicos. Y es que parece que el mal es una necesidad del hombre, lo que nos remite a la eterna pregunta de ¿El hombre nace o se hace malo? Es por esto que considero muy probable que Satán, Belial o Belzebú sea tan sólo un reflejo de la cultura occidental: una bestia con hambre de dolor.

Más allá de los orígenes de los conceptos de lo bueno y lo malo, parece que el cristianismo se ha visto en la necesidad de crear un ente sobrenatural que sea la antítesis de su deidad. Tomado de la tradición hebrea (lo que tomaríamos como plagio en nuestros días), Satanás se encuentra al mismo nivel que Dios; pensémoslo por un segundo: los dos son omnipresentes, los dos tienen súper poderes, se pasan peleando todo el tiempo, ¡esto parece sacado de una historieta de héroes de acción! Otro factor que me resulta aberrante es el hecho de que nuestro planeta sea su campo de batalla, ¿por qué simplemente no se van a otra dimensión a acabar esta pelea de infantes? Pero existe cierta pregunta que ha hecho que el cristianismo caiga en una horrible contradicción, y es: ¿Por qué Dios no elimina a esa bastardo si Él mismo lo creó? Después de todo el cristianismo, que hace tanto alarde de ser una religión monoteísta, es una religión con un amplio catálogo de dioses, ángeles, santos, vírgenes, que resulta igual a cualquier religión politeísta del orbe. ¡Y lo peor es que se creen superiores!

No debemos olvidar que Satán es un ícono de la cultura pop. Los grupos cristianos se han dedicado a buscar su presencia en todo lado de este planeta, lo encontraron dentro de la música con los inexistentes mensajes subliminales (en la escuela me ponían un video donde los “mensajes subliminales” resultaban ser tan sólo un ruido incomprensible), dentro del campo político resultó que el comunismo había sido creado afuera de las puertas del averno, parecía que Dios había creado a Adán y Eva, y Satanás a los homosexuales, hasta nuestra sexualidad fue creada por el Diablo. Lo que sucedió realmente fue que estos grupos le adjudicaron el adjetivo de “satanista” a todo aquello que no comprendían, eran tan sólo un séquito de ignorantes que no tenían nada bueno que hacer con sus vidas, por lo que se dedicaron a decirles a las personas que se irían al infierno. Resulta irónico que la Iglesia de Satán sea un grupo ateo o agnóstico que exalta las características de este personaje dentro del mito de la caída: un ángel que pensó por sí mismo y quiso rebelarse. Aunque cabe resaltar que sí existen ciertos grupos que se reúnen a realizar sacrificios rituales para que el príncipe de las tinieblas (no me refiero a Ozzy) reine este mundo. Nos resulta difícil darnos cuenta cómo le hemos dado culto al cornudo, todo esto debido a que el cristianismo prefiere recetarnos lo que dice el tipo maldito a las enseñanzas del pobre que murió crucificado.

“Satán se divierte” es una antigua película del realizador español Segundo de Chomón donde se aprecia a Lucifer haciendo trucos de magia en el infierno, y es que parece que muchas personas se han divertido con nosotros al hacernos creer que existe un ser malévolo que está detrás de nosotros para llevarnos a una vida de castigo eterno. El concepto de “Satán” es un simbolismo para representar al mal, probablemente desaparezca algún día junto con toda la mitología cristiana. Alguien me dijo un día que “la Biblia ya no se necesita porque existe Discovery Kids”, y esto resulta verdadero ya que hemos encontrado medios para educar a nuestros niños que sean amigables con su tranquilidad y que no involucren a un dios castigador capaz de explotar al mundo en su furia. Si la Iglesia Católica no hubiera invocado a Satanás para asustar a las personas probablemente no sería tan poderosa hoy en día, lo que nos remite a un concepto propio de un cuento infantil. Considero que vivimos en un infierno donde la miseria y la pobreza azotan nuestros días, donde importa más el capital que la conciencia social y donde parece que se ha perdido la esperanza, esto me recuerda a la inscripción que encuentra Dante antes de entrar al inframundo en La Divina Comedia: “Por mí se llega a la ciudad del llanto, por mía a los reinos de la eterna pena, y a los que sufren inmortal quebranto. Dictó mi autor su fallo justiciero, y me creó con su poder divino, su supremo saber y amor primero, y como no hay en mí fin ni mudanza, nada fue antes que yo sino lo eterno… Renunciad para siempre a la esperanza”. ¿Podemos escoger estar en el cielo o el infierno?

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