viernes, 28 de mayo de 2010

El Frankenstein moderno


Han pasado más de 75 años desde que Boris Karloff apareció en la gran pantalla como un monstruo que había sido creado por un científico loco, cuyo objetivo había sido jugar con las leyes naturales y crear vida. Aunque muchos intenten imponerle a esta cinta el adjetivo de “fantástica”, se debe hacer una distinción entre lo real y lo ficticio ya que hay momentos en que la cotidianeidad nos esconde ciertas percepciones que se encuentran ante nuestros ojos y no las logramos ver, como la fría similitud que hay entre un Monstruo y nuestra sociedad. Estamos sumergidos en una sociedad artificial, en la que nosotros mismos hemos interpretado el papel de un científico obsesionado, que ha construido una creatura la cual ya no puede controlar, somos los verdaderos responsables del estado de esta putrefacción que llamamos “Sociedad”, esto debido a que no nos hemos atrevido a llevar a cabo una verdadera revolución para cambiarla, nos limitamos a ser simples observadores y nos damos el derecho de reclamar. Este Monstruo (seguiré llamándole así a la sociedad) ha sido formado de órganos pestilentes de un cementerio de miseria, angustia y poder, y un rayo proveniente de las tormentas de la demencia le ha brindado la facultad de caminar y respirar; una bestia sedienta de dinero que arrasa con todo a su alcance. Esta vez Prometeo le ha regalado a la humanidad una herramienta para su aniquilación.

La espina dorsal de este Monstruo está compuesta por un nocivo capitalismo ligado al materialismo, el dinero es el gran dios al que hay que seguir, todo se hace por él, el único fin es lograr grandes utilidades sin importar el medio, el único interés de las personas es tener poder adquisitivo para poder “lucir” lo que se tiene, cada persona es lo que tiene. El capitalismo es un gran virus que infecta las conciencias de las personas y nos lleva al materialismo social que reina hoy en día, este ha desnaturalizado los valores humanos, ya que todo se basa en tener una imagen para mostrar, sin importar que tan hueco seamos por dentro. El patriarcado también forma parte de este Monstruo, es lamentable cómo en pleno siglo XXI todavía estamos atados a sistemas patriarcales, la educación que se le brinda a los niños presenta inclinaciones machistas que dañan todo sentimiento de equidad de género, los medios de comunicación denigran a la mujer y el poder todavía sigue siendo para los “Machos Alfa”. A pesar de un sin número de esfuerzos la equidad de género es tan sólo una ilusión, nuestro sistema fue creado por hombres adictos al poder y seguirá así si no proponemos un verdadero cambio. Las mujeres que ostentan un “cargo de poder” son controladas por grupos que sólo luchan por sus intereses, la abolición del machismo es tan solo una fantasía gracias a que muchas mujeres se sienten cómodas en un sistema que reprime todo su potencial. Este mundo es controlado por un grupo de hombres cuyo objetivo es acceder al poder para no dejarlo nunca, el poder es una droga.

Se ha desarrollado, colateralmente con el crecimiento de este Monstruo, un horrible culto a la monstruosidad, los medios arman todo un espectáculo con esto y han sido los encargados de propagarlo. Hay una mórbida fascinación por la violencia y la sangre, parecemos una tribu de caníbales que se alimenta del sufrimiento humano, le regalamos una sonrisa al televisor cada vez que vemos la noticia de una violación y nos resistimos a hacer algo al respecto, debo señalar que encuentro más humanidad en la tribu de los antropófagos. La cabeza de este Monstruo está hecha de ese germen que llamamos religión, esta ha sido la encargada de cegarnos para que se aprovechen de nosotros. Es curioso observar cómo la religión siempre ha ido paralela a la política, demostrando el mecanismo de control que es, dicta una doctrina para amansar a las masas, la “salvación” es tan sólo un código de barras que para poder comprar se debe pagar un gran precio. La figura más representativa de la cultura occidental, Jesús, es un Frankenstein que ha sido construido bajo los intereses de grupos que sólo buscan beneficios económicos y sus arquitectos han sido los sumos pontífices de la avaricia y la lujuria. La religión es un arma más poderosa que un centenar de arsenales juntos ya que puede cambiar la moral de un individuo y lo hace vulnerable para que pueda ser controlado. Este Monstruo se ha convertido en todo un Titán.

Pero debo recalcar la característica licantrópica que posee este Monstruo. Para la clase adinerada, este Monstruo es un hombre ejecutivo que responde a sus intereses, ayuda a que los empresarios consigan lo que quieran, sirve a la causa de “tener cada vez más” y es un perfecto modelo a seguir. Sin embargo, para el resto del mundo este Monstruo es un lobo feroz que aniquila sin tregua, las personas sin dinero tienen que lidiar con esta Bestia cada vez que su salario no es suficiente para pagar las facturas, cada vez que sus hijos se enferman y no pueden pagar las medicinas, cada vez que ven sus sueños despedazarse frente a un monumento dedicado a los caídos. Los intereses económicos prevalecen frente a todas las cosas y los medios se han convertido en un modo para domar al pueblo, cada día muestran sólo las noticias que va a beneficiar a sus accionistas, dejando a la conciencia colectiva en un estado senil. Esto me recuerda una frase de Rousseau: “no hay forma más perfecta de sumisión que aquella que conserva la apariencia de libertad”. Después de todo, parece que en este mundo hay más esclavos que hombres libres.

El culto a este Monstruo se lo hemos dado nosotros, somos la causa de que siga viviendo y de su crecimiento demoledor. Los ritos para este culto han sido el silencio de las personas y la falta de convicción. El cambio está en nosotros, primero cada uno tiene que cambiar por sí mismo para tener una herramienta que facilite la desaparición de este Monstruo. Los monstruos, al igual que los dioses, viven mientras se crea en ellos. Pero hay que tener cuidado pues el molino en llamas que puede acabar con este Monstruo puede acabar con nosotros también.

domingo, 16 de mayo de 2010

La muerte de un dios

Su voz era única, apenas hacía sonar una nota la tierra retumbaba, su presencia era imponente y fue un gran hombre. Estas palabras resultan breves si queremos describir al cantante Ronnie James Dio, artista que participó de grandes agrupaciones como Rainbow, Black Sabbath y con su banda Dio. Lastimosamente hoy, domingo 16 de mayo, su esposa Wendy Dio informó al sitio Blabbermouth.net la muerte de este gran cantante a las 7:45 a.m debido a un cáncer de estómago que le fue detectado a finales del año pasado.

Dio deja un gran legado para el Rock, ya que con su impactante voz esculpió muchos himnos rockeros que siempre serán recordados, tales como Heaven and Hell, Holy Diver, Rainbow in the Dark, entre muchos otros. Las impresiones de la comunidad musical no tardaron en aparecer, el baterista de la banda Megadeth, Shawn Drover expresó: "Dio fue uno de los mejores seres humanos que conocí". También el ex-vocalista de Skid Row, Sebastian Bach, mostró su tristeza al decir: "Lloro en este momento recordando a mi héroe y amigo". Glenn Hughes, músico que ha sido miembro de bandas como Black Sabbath y Deep Purple, recalcó que Dio "era un verdadero líder del Heavy Metal ... Un ícono y un visionario". Este gran hombre influyó enormemente al Rock ya que él fue quien introdujo la señal de "los cuernos", que es tan popular especialmente entre el público metalero.

La muerte de Dio fue sorpresiva ya que se encontraba con un buen estado anímico y siempre mantuvo la convicción de que vencería a la terrible enfermedad. Ronnie James Dio nos hechizó con su gran talento, su voz hacía temblar nuestra sangre y siempre se caracterizó por ser un excelente ser humano. Hoy nos enfrentamos a una gran pérdida pues ya no volveremos a escuchar su voz, pero el legado que dejó promete quedarse con nosotros para siempre. Le deseo lo mejor a su esposa y familia en estos momentos tan difíciles. Un dios ha muerto hoy, sin embargo su voz estará siempre con nosotros.



Eddie Trunk entrevistando a Ronnie en los Revolver Golden Gods Awards el pasado 10 de abril del 2010